Europa en 1492

   
 

Para comprender el sentido y las repercusiones de la llegada de los europeos a América es fundamental revisar la situación histórica de los dos actores: los europeos, concretamente españoles, y los pueblos americanos.

 

 

 

A fines del siglo XV, en Europa se había consolidado el sistema feudal. La propiedad de la tierra estaba en manos de los señores de la nobleza y la mayoría de la población rural vivía bajo el régimen de servidumbre. Europa estaba dividida en reinos e imperios.

 

 

 

Por otra parte, desde el siglo XI, las ciudades empezaron a tener un desarrollo comercial que se incrementó con los viajes de los europeos al Medio Oriente, o sea, las Cruzadas, expediciones que beneficiaron especialmente a las ciudades italianas de Génova, Venecia y Florencia. El auge del comercio y el crecimiento de talleres artesanales propiciaron el progreso técnico. Se fueron dando nuevas relaciones, no solamente en la elaboración de manufacturas, sino también  entre los habitantes de las ciudades que empezaron a gozar y a exigir mayores libertades. Se intensificó el interés por ampliar las rutas comerciales y establecer contactos con nuevas poblaciones. Es por ello que los burgueses, comerciantes que habitaban en las ciudades, vieron la necesidad de fortalecer un poder central (monarquía absoluta) que facilitara estas actividades mercantiles.

   
 

Para entonces la Iglesia gozaba de poder político, económico e ideológico, lo que sustentaba su interés por difundir la fe.

   
 

Bajo dicho contexto, surgió una mentalidad humanista que resaltaba las capacidades del hombre bajo la protección divina. Apareció un espíritu de aventura que fue capaz de vencer múltiples obstáculos para satisfacer  su curiosidad y obtener beneficios materiales. El hombre de 1492 estaba viviendo los albores del Humanismo y del Renacimiento.

 
 

Las grandes exploraciones

Además  de los viajes de Colón, se realizaron importantes expediciones:

  • Vasco de Gama fue un navegante portugués que logró llegar a la India rodeando África (1497–1498). Esto abrió una nueva vía al oriente no controlada por los turcos.
  • Fernando de Magallanes, también portugués, pidió el apoyo de Carlos V para navegar hasta las islas Molucas en Indonesia rodeando por el sur al continente americano. Su expedición sufrió múltiples incidentes (hundimientos, motines, batallas, etc.) en uno de los cuales perdió la vida. Sin embargo, su tripulación logró llegar a su objetivo (1522).
   
 

Dos reinos hegemónicos destacaban en España durante el siglo Xll: Castilla y Aragón–Cataluña. El primero basaba su economía en la agricultura y en la ganadería, especialmente de ganado lanar, lo cual contrastaba con el auge comercial del segundo,  donde Barcelona había logrado integrarse al comercio mediterráneo al vincularse con las florecientes ciudades italianas, principalmente con Génova.

   
 

Siglos atrás, una ruptura histórica de gran importancia económica, política y cultural se dio en 711, cuando los árabes irrumpieron en la península ibérica. Estos nuevos invasores fueron portadores de una rica cultura que brindó grandes avances científicos, además de sintetizar los logros alcanzados por los pueblos orientales y la cultura griega.

   
 

Por ejemplo, en el plano de las matemáticas se aplicó el uso de los números arábigos, del Álgebra y de la Geometría, se hicieron aportes en el campo de la Astronomía, la Medicina, la Química, la Geografía, especialmente en la rama de la Cartografía. Su huella se dejó sentir en todos los ámbitos de la cultura y especialmente en la lengua portuguesa y española.

   
 

Debido a la presencia árabe en España convivían tres religiones en un ambiente de tolerancia: la cristiana, la musulmana y la judía, situación que difería en mucho con el resto de Europa.

   
 

Los reinos cristianos del norte de la península organizaron desde el siglo XI una fuerte resistencia a la ocupación árabe y posteriormente una prolongada embestida que se conoce con el nombre de Reconquista que culminó con la expulsión de los musulmanes en 1492. Varios factores influyeron en esta derrota: la fortaleza económica que adquirieron los reinos cristianos del norte a través del comercio, el crecimiento demográfico de esta región, el celo religioso encabezado por la Iglesia —resultado de las Cruzadas—, la riqueza agrícola y manufacturera que representaban los dominios árabes, así como las divisiones y pugnas por el poder entre los gobernantes del Islam. La salida de los árabes de España dio lugar a un desequilibrio económico al desaparecer pequeñas propiedades campesinas dedicadas con éxito a la agricultura y  diversos talleres artesanales (sedas, tapetes, armas, entre otros). En su lugar, se crearon extensos latifundios dedicados a la ganadería lanar.

   
 

Este panorama histórico nos hace ver, en vísperas de 1492,  una España heterogénea en su desarrollo material, cultural y étnico.

   
 

En 1476, por medio del matrimonio de Isabel y Fernando, los reyes católicos, se unieron los reinos de Castilla y Aragón fortaleciéndose el poder real. Esta monarquía, apoyada por los comerciantes, estuvo interesada en abrir nuevas rutas de comercio hacia el Oriente para evitar el bloqueo de los turcos, extender sus dominios territoriales y cristianizar el mundo pagano.

   
 
           
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