La colonización griega

   
 

Parecería que la falta de suelo fértil y el crecimiento demográfico en el territorio de la península y de las islas fueron motivos fundamentales en la ola migratoria; sin embargo existía también interés por incrementar el comercio de los productos de las metrópolis (vinos, aceite, textiles y orfebrería), así como obtener materias primas (maderas, metales) y productos manufacturados del Oriente y de la cuenca del Mediterráneo. Existían otras razones de orden social y político: la fuerza económica de la aristocracia que dejaba a mucha gente sin tierra y el interés de quienes migraban a las colonias (apoikía–lejos de casa) de obtener la ciudadanía de la nueva polis, con todos los derechos que esto implicaba.

 

 

 

Mapa de recursos minerales de Grecia antigua

La plata era el único metal que existía en suelo griego, la obtenían de las minas de Laurion. Se dice que la plata y el oro hicieron la fortuna de algunas islas griegas. La colonización griega empezó como consecuencia de la imperiosa necesidad de comerciar para obtener los metales de los que carecían, así también de los cereales que no se podían cultivar en su montañoso territorio. El cobre utilizado para la elaboración del bronce griego base del armamento y herramientas de diversos usos, era traído de Chipre, isla localizada al oriente de la isla de Rodas, por ello el comercio chipriota se simbolizaba con un lingote de cobre. El estaño componente básico del bronce provenía del norte de Europa y  de Galicia.

 

 

 
     
 

Rivalidad entre ciudades griegas

“La rivalidad entre las ciudades griegas, asimismo, desempeñó un papel significativo en la carrera de fundaciones de los siglos VII a VI a.C. Y también, por qué no, cabe considerar el afán de aventura de un pueblo cuya imaginación engendró a osados navegantes como Ulises y Jasón. Todo ello contribuye a explicar las causas que llevaron a tantos griegos –animados a ello por el poder y a veces incluso forzados por éste- a establecerse en lejanos puertos de Italia, el mar Negro, el norte de África o la lejana Iberia´´

En Historia. National Geographic, Barcelona, 2005, No. 21, p. 60

 
     
   
 

También se fundaron colonias de carácter estratégico para la defensa militar de los asentamientos comerciales (emporion). Ejemplos de ello fueron las colonias de Bizancio, al norte del Egeo, y Cirene, al norte de África, para contrarrestar los posibles ataques de fenicios que competían con los griegos en el sur del Mediterráneo. Una de las colonias sobresalientes del mundo griego fue la Magna Grecia, al sur de Italia.

   
 

Para visualizar mejor el mapa que a continuación te presentamos da clic sobre él.

   
 

Mapa de la expansión griega

 
 
   
 
     
 

“Los griegos llegan a Italia”

“Desde que los Eubeos fundaron en el siglo VIII a.C. la colonia de Pitecusa en el Golfo de Nápoles, el resto de ciudades griegas se lanzó a una carrera de fundaciones que pronto llenaron la mitad meridional de la península itálica y Sicilia de prósperos emplazamientos helenos. Estas nuevas colonias se situaban casi sin excepción mirando al mar y no al interior, poblado por pueblos “bárbaros” con los que los colonos tuvieron, según los lugares y las épocas, sus más y sus menos. Entre las colonias más pujantes cabe destacar Poseidonia (Paestum), Crotona, Regio, Cumas y Sibaris, en la Península; y Siracusa, Akragas, Naxos, Selinunte, e Himera en Sicilia”...

”Oh gran ciudad de Siracusa, templo de Ares el ardiente guerrero, divina nodriza de hombres y corceles que aman el hierro. Así se refería el poeta Píndaro a la poderosísima ciudad de Siracusa, perla de la cultura griega, en la isla de Sicilia. Las tierras de Sicilia y del sur de Italia fueron primero para los griegos un lugar fabuloso poblado de monstruos y tesoros sin cuento. El mito situaba en ellas grandes riesgos para los navegantes: en el estrecho de Messina habitaban dos terribles criaturas, Escila y Caribdis –la primera, una espantosa mujer cuyo cuerpo, en su parte inferior, estaba rodeado de perros que devoraban a los incautos; la segunda, un monstruo que se tragaba todo lo que flotaba-; en Sicilia, aplastado por el Etna, rugía Tifón, horrible bestia que puso en jaque al propio Zeus, y en aquellos parajes moraban también el cíclope Polifemo y la hechicera Circe. A éstos se enfrentó el astuto Ulises”.

 
     
 

 

 
     
 

La Magna Grecia centro cultural del mundo mediterráneo de entonces.

"La riqueza de las ciudades griegas del sur de Italia y Sicilia atrajo a un numeroso grupo de intelectuales, lo más granado de la poesía, la filosofía y la ciencia helena; Pitágoras, por ejemplo, emigró a Crotona, escapando de Polícrates y Samos, y allí impartió sus doctrinas, creando escuela y leyenda desde el siglo VI a.C. El poeta íbico, por el contrario, puso sus versos al servicio del tirano de Samos, y emigró desde su Italia natal hacia allí. Años después Píndaro, cantor de los juegos olímpicos, compuso odas en honor al tirano Hierón de Siracusa, vencedor en las carreras. Por su parte, Platón visitó la Magna Grecia en 388 a.C., atraído por la posibilidad de poner en práctica sus ideas políticas en la corte de Dionisio II de Siracusa. Otro brillante intelectual de la Magna Grecia fue Arquímedes de Siracusa, quién enunció el principio físico que lleva su nombre, y murió defendiendo su ciudad con sus ingenios del asedio romano en 212 a.C."

 
     
   
 

"Entre las aportaciones más notables de la colonización griega en Italia se suele señalar la introducción del alfabeto, el cultivo del olivo en Italia central o el modelo de vida urbana. Pero la herencia de la Magna Grecia fue mucho más allá: Roma debió gran parte de su éxito como ciudad expansiva y absorbente al activo legado cultural que supuso la mezcla de las culturas itálicas y griega. La estela de la Magna Grecia, pues, perduró largo tiempo a través de Roma".

 

Op. cit. p. 57, 60, 64, 68

   
 
           
Subir

4/12