La colonización griega

   
 

La invasión de los aqueos significó la decadencia de Creta y el nacimiento de una nueva civilización aquea y cretense, denominada cultura micénica, por ser la ciudad de Micenas el centro de poder.

 

 

 
     
 

La cultura micénica

Los aqueos recibieron fuertes influencias de la cultura cretense (técnicas de pintura, cerámica, sistema de escritura); usaban armas de bronce y carros de guerra tirados por caballos, y fundaron importantes ciudades amuralladas como Tirinto, Pilos y Micenas, de ahí su nombre. Desarrollaron una gran actividad comercial en el mar Egeo y con Asia Menor, donde libraron victoriosos la guerra contra Troya. Homero, considerado el primer historiador, narró los eventos del conflicto entre aqueos y troyanos; sus escritos dieron algunas pistas para que a finales del siglo XIX el arqueólogo alemán E. Schliemann descubriera Troya.

 
     
   
 

La ciudad de Micenas. Esta recontrucción gráfica muestra a unos guerreros en una calzada de la ciudad; van vestidos de cuero y llevan escudos en forma de riñon, también de cuero. Portan espadas largas y lanzas de punta en forma de hoja; sus yelmos con pluma son de cuero tachonados con discos metálicos y colmillos de jabalí. El carro de dos caballos tiene como referente modelos de arcilla y pinturas al fresco de la época.
Fuente: Despertar de la civilización p. 210.

   
 

Una vez consolidados, los micenos comenzaron su empresa expansionista en las islas del Mediterráneo y las costas de Asia Menor.

   
 

Hacia 1,100 a. C. los dorios, último grupo indoeuropeo en llegar a la península griega, ocuparon los principales centros micénicos, fundaron Esparta (900 a. C.) e introdujeron el uso del hierro. Su presencia en las regiones centrales de Grecia, entre otras razones, obligó a la población a reagruparse en núcleos llamados polis, que más tarde se convertirían en verdaderas ciudades–Estado. Estas provocaron la desaparición del régimen comunitario y el surgimiento de las oligarquías formadas por familias poseedoras de tierras, ganado y esclavos. Se dio entonces un periodo de cese de invasiones que permitió, entre otras cosas, una vida económica más activa, el crecimiento de la población y el planteamiento de nuevas empresas de expansión, para la cual se diseñó una política de colonización.

   
 

Expansión colonizadora griega (siglo VIII a fines del siglo VI a. C)

   
 

El desplazamiento de numerosos grupos poblacionales fuera del territorio de la Grecia continental y de sus islas más cercanas en el Mar Egeo y en el Jónico, se realizó con ritmos, tiempos y modelos distintos, marcados por la metrópoli (la polis madre), las características de la región a conquistar y el momento político en que se llevaría a cabo la colonización. Algunos de los factores que facilitaron el proceso colonizador fueron el dominio de la navegación alcanzado por griegos, tanto en la técnica de navegar como en la construcción de barcos, y la cercanía entre los territorios insulares y continentales.

   
 

Otro aspecto que favoreció la expansión griega de entonces es el hecho de que no enfrentó una fuerza externa que la frenara, ya que los imperios de egipcios e hititas ya habían decaído. Sin embargo la rivalidad comercial con los fenicios estaba presente.

   
 
           
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