Un problema de variación: La gripe aviar

Entre diciembre del 2003 y febrero del 2004 se desató una epidemia de gripe aviar altamente patológica en 8 países asiáticos: Corea, Vietnam, Japón, Tailandia, Camboya, Laos, Indonesia y China. La mayoría de estas naciones no se habían enfrentado antes a esta enfermedad y no estaban preparados para sus efectos. Posteriormente la gripe se extendió también a Malasia (agosto 2004), Rusia (julio 2005), Kazakhstan y Mongolia (agosto 2005), Turquía y Rumania (octubre 2005), causando alerta mundial.

Las consecuencias de la epidemia desatada en diciembre de 2003 son las más graves y mayores de que se tiene noticia. Nunca antes en su historia esta enfermedad se había extendido por tantos países simultáneamente, teniendo como resultado la pérdida de tantas aves. El agente causante de la enfermedad, el virus H5N1, demostró que es sumamente tenaz y difícil de combatir. A pesar de que murieron alrededor de 150 millones de aves (entre las víctimas de la enfermedad y las que tuvieron que ser sacrificadas), prácticamente en los 8 países asiáticos mencionados al inicio es una enfermedad que aún no ha sido erradicada y se prevé que su control entre las aves (especialmente los pollos) lleve aún varios años.

Esquema de la patogénesis y epidemiología de la gripe aviar

Si estos efectos ya son graves y causaron pérdidas millonarias, la principal preocupación llegó cuando el virus se convirtió también en un riesgo para la salud humana, traducido en una enfermedad inusualmente agresiva que causó a sus víctimas un rápido deterioro debido a los efectos de una neumonía viral y a fallas en múltiples órganos que en más de la mitad de los casos tuvo como desenlace la muerte. La mayoría de los infectados fueron niños y jóvenes originalmente sanos. El riesgo de que el virus tuviera oportunidad de mutar a una forma altamente infecciosa para los humanos, que se extendiera rápida y fácilmente, puso en alerta a la comunidad mundial.