Movimiento rectilíneo uniforme: Fábula de la liebre y la tortuga.

 

 

 

¿Recuerdas la fábula de la liebre y la tortuga? Vamos a recordarla brevemente:

 

 

 

Había una vez una liebre presumida que hacía gala todo el tiempo de su velocidad y se burlaba de los demás animales, en especial de la pequeña y lenta tortuga. Hasta que un día la tortuga se cansó y la retó a competir en una carrera. La liebre no tuvo inconveniente en aceptar, segura de su triunfo y ansiosa de tener algo nuevo que contar. Así que fijaron la fecha y acordaron el recorrido que harían, ante la expectación y entusiasmo de los demás animales.

   
 

   
 

Y así llegó el día de la carrera. Al escuchar la señal de salida, tortuga y liebre partieron tan rápidamente como les permitían sus patitas. La liebre avanzó un gran tramo; sintiéndose desde luego ganadora, y decidió darse un descanso en cuanto consideró que le llevaba suficiente ventaja a la tortuga, así que se acomodó a la sombra de un árbol y antes de darse cuenta, se quedó profundamente dormida. Mientras tanto, la tortuga avanzaba caminado a su paso, sin detenerse para nada.

   
 

   
 

Así transcurrieron las horas: la liebre perdida en un profundo sueño, y la tortuga camina y camina. Cuando estaba por oscurecer, un gran alboroto despertó a la liebre. Al voltear hacia la meta, el estómago se le hizo nudo… ¡la tortuga estaba a punto de cruzarla! Corrió todo lo que pudo, pero fue inútil: por increíble que pareciera, la tortuga había ganado.

   
 

   
 

Toda fábula nos deja una moraleja o enseñanza.

 

 

 
           
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